CONSAGRACIÓN A MARÍA DE LA CONGREGACIÓN Y DE LA FAMILIA MENESIANA. “Llévanos en tus brazos. Alimenta a los jóvenes con alegría, amor y esperanza”

En el corazón de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma – Santa Maria Maggiore –

» Virgen María. Nuestra madre «. En la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, este miércoles 24 de abril, con estas palabras el Hno Hervé Zamor renovó – al unísono con los Capitulares – la consagración de la Congregación al Inmaculado Corazón de María. En el pasado, la HH. Etienne Barbier y Bernard Gaudeul ya habían hecho esta consagración.

Este momento solemne e intenso vivido en la Capilla Paulina tuvo lugar al final de la celebración presidida por el Padre Alberto Toutin, Superior General de los Padres de Picpus, Jesús y María, animador del retiro capitular.

El padre Alberto Toutin, superior general de los Padres de Picpus, abajo con los concelebrantes.

“Vengo a renovar la consagración de nuestro Instituto de los Hermanos de la Instrucción Cristiana de Ploërmel y de todos los miembros de la Familia Menesiana a tu Inmaculado Corazón”.

“Venimos a ti con confianza. Llévanos en tus brazos, danos descanso y paz. Ábrenos tu corazón y ayúdanos a vivir contigo y en ti. Con esta entrega confiada de todo nuestro ser en tus manos, queremos acogerte de manera profunda y duradera en nuestra vida cotidiana.

Con los miembros del nuevo Consejo General.

“María, bendita entre todas las mujeres, al recibir la palabra del ángel, por tu “sí” y por tu obediencia, nos diste a Jesucristo. Dame la gracia de estar abierto a la obra del Espíritu y de estar disponible como siervo del Señor, según su palabra.

Que mi corazón, a tu ejemplo, esté animado por un espíritu de caridad, de humildad, de celo, de mansedumbre y de renuncia.

Que a través de mis palabras, mis acciones y mis encuentros, que mi vida sea modelada a la tuya para poder llevar a Jesús a los demás.

“María, humilde sierva del Señor, en ti y por ti, su gracia ha obrado maravillas. Concédenos vivir con un corazón humilde y pobre a imagen de tu Hijo Jesús, cuyo nacimiento, vida y muerte fueron sólo un gran acto de humildad, por así decirlo.

“María, Estrella de la mañana, mientras presentabas en el templo a tu Hijo Jesús, Luz de las naciones, llévanos en tus brazos y condúcenos a Él con tu bondad, tu amor y tu ternura. Contamos contigo. Nos ofrecemos sin reservas. Queremos pertenecerte para siempre.

Cuida a niños y jóvenes.

“María, primera discípula de tu Hijo, en Caná, intercedes por nosotros y mostrándonos a tu Hijo nos dices: “Haz lo que Él te diga”. Concédenos tu asistencia y ayúdanos, siguiendo tu ejemplo y tu llamada, a ser fieles discípulos de Aquel que llevaste en todo.

“María, de pie al pie de la cruz, eres tú a quien Jesús nos dio por Madre.
Intercede por nosotros; ayúdanos a ser fieles a nuestros compromisos.

Intercede por la Iglesia y por la Congregación. Vela por la Familia Menesiana.

Cuida a niños y jóvenes.

Apóyalos, anímalos, fortalécelos y nútrelos de alegría, amor y esperanza.

“María, llena de gloria, todas las generaciones te llaman bienaventurada.

Ayúdanos a amar a Dios como tú lo amaste., para que un día podamos compartir contigo  la alegría prometida a los servidores buenos y fieles”.

¡Amén!

Al estilo de Juan-María de la Mennais