En el corazón de la espiritualidad menesiana
Vivir el evangelio de una manera original, según las intuiciones de nuestros fundadores y de la historia de nuestros orígenes. Todo carisma es un don del Espíritu a la Iglesia y a la humanidad para dar una respuesta a sus necesidades
En la paz y la alegría, arraigados en Dios
- Estamos en manos de quien nos sentimos recibidos cada día. Eso constituye nuestra raíz, sostén y horizonte: Dios Solo.“No nos pertenecemos, somos de Dios solo”. (A II, 117)
- Estamos abandonados a su cuidado amoroso – Providencia– , vivida como disponibilidad y confianza audaz que nos dispone a la misión con paz y alegría.
“Arrojémonos, con los ojos cerrados, en los brazos de la Providencia”. (A II, 250) - Estamos en búsqueda sencilla de su voluntad, como actitud diaria. Esta voluntad es fuente de plenitud y de paz, porque nace de experimentar a Dios como Proyecto de amor liberador.
“Ir al Huerto de los Olivos y decir : Padre mío, que no se cumpla mi voluntad, sino la vuestra” (M. 15 – 16)
Educar en comunidad fraterna, rostro de Cristo
Como en toda vida cristiana y consagrada, estamos llamados a estar con ÉL.
- Con el deseo de reproducir su rostro, en medio de los niños y jóvenes, centrando apasionadamente nuestra existencia en sus palabras: “Dejad que los niños vengan a mí”. (Mc 10, 13-36).
“Oh Jesús, que dijiste: Dejad que los niños vengan a mí, y me habéis inspirado el deseo de llevarlos a Ti, dígnate bendecir mi vocación.” - Con la clara conciencia de ser enviados a ellos, como Jesús, Enviado del Padre.
“Un Hermano es un enviado, como Jesucristo mismo lo fue”. - Viviendo la educación no como una profesión, o una tarea, sino como un ministerio: Es el lugar de encuentro entre Dios y los que le siguen. Es nuestro camino auténtico de santificación.
“Vuestra escuela es un templo…Al trabajar en la santificación de estos niños que os están confiados, trabajáis en vuestra propia santificación”. (A III, 371)- Viviendo en comunidad de seguidores, como Jesús y sus discípulos.
- Lugar de fraternidad, donde nos juntamos todos para compartir cuanto somos, hacemos y tenemos.
- Lugar de humildad, servicio y obediencia: sin privilegios, ni títulos, en la gozosa certeza de que “todos somos hermanos” (Mt 23, 8)
“Reafirmémonos más y más en la gracia, en la paz, en la caridad y en la humildad de Nuestro Señor.” (Última circular a los Hermanos, víspera de Navidad de 1860. Arch.)
Enviados por el Espíritu
Y en el camino de la educación, dos claves son para nosotros como el código genético que hemos de testar cada día
- La educación menesiana va allá donde los demás no van, a las periferias, hacia los últimos.
“Esta congregación ha sido fundada, no para los pueblos ricos e importantes, sino para los más pequeños y pobres.” (A V, 438) - La educación menesiana es una manera de ser y de hacer que unifica la instrucción, la educación y la evangelización en el mismo acto y en la misma persona. “En estas escuelas, se forma al hombre en su totalidad, tanto su corazón como su espíritu”. ( S II, 793)
Una familia en la actualidad
El carisma menesiano, nacido con las Congregaciones fundadas en el siglo XIX, se ensancha y se abre hoy a todos aquellos y aquellas, que se sienten llamados a vivir su vocación cristiana con los rasgos de este carisma.
Juntos ( Hermanos, Laicos y Laicas) vivimos en familia, encarnando los mismos rasgos espirituales al servicio de la misma misión, que a todos nos convoca.