¡Un año santo! Así es como los Hermanos y Laicos de la Familia Menesiana, presentes en Ruanda, viven este año.
La culminación fue la celebración de este aniversario el 15 de septiembre, en Nyundo, con asistencia del Hno. Hervé Zamor, Superior General de los Hermanos de la Instrucción Cristiana, de Mons. Anaclet MWUMVANEZA, Obispo de la diócesis de NYUNDO, de Mons. Vincent HAROLIMANA, Obispo de la diócesis de RUHENGERI, del Hno. Mario HOULE, Provincial de los Hermanos de Canadá-USA-Méjico, de los directores de los colegios y de La ONG “Visión Nueva Juventud”, de numerosos sacerdotes y representantes de otras congregaciones y de las autoridades.
La gran comitiva de invitados vivió con intensidad este día histórico en la celebración en la catedral de Nyundo. La delegación de los Hermanos también visitó las comunidades y los colegios, entre ellos, el TTC de Kirambo y el colegio San Juan Pablo II de MBUGANGALI, donde se plantó un árbol, símbolo de este aniversario, mientras se bendecía una estatua de Juan María de la Mennais.
» Desde 1968 hasta nuestros días, unos 32 Hermanos canadienses, 40 Hermanos ruandeses y algunos Hermanos congoleses plantaron, regaron y podaron para que el Dueño de la Viña pudiera bendecir el trabajo de sus manos, recordó Hno. Hervé Zamor, Superior General de los Hermanos, en su alocución. Estos pioneros sembraron con lágrimas, pero ahora nosotros cosechamos con alegría y recogemos hermosas gavillas.»
¡Gavillas multicolores! Este jubileo quiere ser un pergamino en el cual se grabe con letras de oro la memoria de estos humildes obreros :
- que escribieron la historia sagrada de la Iglesia y de la Congregación en Ruanda.
- que llevaron la cruz de la pobreza. En Kirambo, los Hermanos iban a buscar el agua a una fuente situada a unos 50 metros más abajo de su residencia. No había ducha, ni lavabo en las habitaciones; todo era en común.
- que vivieron la opción preferente por los pobres. Después de la escuela agrícola y artesanal de Rambura en 1974, los Hermanos abrieron, en Gisenyi, en 1981, un centro profesional para jóvenes desfavorecidos de 15 a 25 años.
- que contribuyeron al desarrollo agrícola del país. El Centro de Butamwa, era un taller de producción, de transformación y de conservación con el fin de asegurar mejor la comercialización de los diferentes productos.
- que dieron prueba de coraje y determinación en su compromiso. Después de la muerte accidental del Hermano Luis Zume, del asesinato del Hermano François Cardinal y de los disturbios sociopolíticos que el país conoció, los Hermanos tenían más de mil razones para desanimarse y cerrar la misión de Ruanda. Pero ese no fue el caso. Estos misioneros dieron prueba de coraje y determinación en su compromiso. «
«Rindamos homenaje a todos los Hermanos misioneros canadienses que trabajaron en Ruanda y que nos dejaron una herencia tan hermosa «, declaró con fuerza el Hno. Pascal Mbolingaba, Visitador del Distrito San Juan Pablo II. En 1878 y oficialmente en 1886, los Hermanos se establecieron en Canadá, de donde vinieron en 1968 a fundar la misión de Ruanda.
«Ruanda recibió la semilla del carisma menesiano y nosotros constatamos que el grano germinó y está creciendo un árbol cuyos frutos son palpables. » A lo largo de varias décadas, los Hermanos participaron en el desarrollo del país y en su evangelización a través de diferentes fundaciones:
- El Colegio INYEMERAMIHIGO de Gisenyi
- El Centro de jóvenes de Butamwa
- La Escuela de Agricultura de Rambura
- La apertura del Noviciado de Nyundo
- La creación de Centro de los jóvenes de “Visión Nueva Juventud” en Gisenyi
- La Dirección de TTC de Kirambo
«Los desafíos son muchos, debemos afrontarlos con audacia y determinación. Todavía queda mucho por hacer, siguió diciendo el Hno. Pascal, Visitador, para consolidar el relevo con un mejor reclutamiento de miembros, la perseverancia de los miembros a pesar de toda clase de pruebas y asegurar el crecimiento de las obras iniciados estos últimos años: Visión de la Nueva Juventud, los dos Colegios San Juan Pablo II de Mbugangali en Gisenyi y Nuestra Señora de los Apóstoles en Nyundo. «
En su alocución, Mons. Anaclet MWUMVANEZA, Obispo de la diócesis de NYUNDO, agradeció a los Hermanos por su implicación en la pastoral de los niños y jóvenes en RUANDA. Él reconoció el esfuerzo de los Hermanos Menesianos que se consagran en cuerpo y alma a una buena educación en los dos nuevos colegios -San Juan Pablo II de Mbugangali en Gisenyi y Nuestra Señora de los Apóstoles de Nyundo-. Agradeció también al Hno. Gabriel LAUZON, misionero en RUANDA desde hace 46 años, y Fundador de la Visión Nueva Juventud, que se dedicó a dar un futuro mejor a la juventud de RUANDA mediante esta obra.
Mons. Vincent HAROLIMANA, Obispo de la diócesis de RUHENGERI, dio su testimonio diciendo que fue alumno de los Hermanos cuando estaba en el seminario menor San Pío X de Nyundo. Agradeció a los Hermanos por su obra de evangelización y educación en Kirambo (TTC de KIRAMBO) que consiste en preparar a los futuros profesores de la escuela primaria y de la escuela maternal. Subrayó que esta escuela de los Hermanos es un verdadero semillero de vocaciones a la vida sacerdotal, a la vida consagrada y a la vida matrimonial. Animó a los Hermanos deseándoles a que sigan siendo mensajeros de paz entre los jóvenes.
El Hno. Mario Houle, Provincial de USA-CANADÁ y MÉJICO, intervino para dar su testimonio » El primer superior de esta misión vive todavía. Se llama Hno. Gérard Parisien y tiene 98 años. Está retirado en la enfermería de nuestra Casa Madre de La Prairie, Canadá. Y es un santo, un verdadero santo. Le pedí también su bendición paternal para todos aquellos y aquellas que iba a encontrar durante mi estancia en Kigali, Kirambo, Gisenyi y Nyundo.
Reconozco su alegría, su caridad y su amor a la Congregación en cada uno de los 32 cohermanos canadienses que le siguieron – tres de ellos también se encuentran aquí: Gabriel, Andrés y Pablo-Emilio – así como Uzele, mi cohermano congolés. Y he reconocido al Hno. Gérard esta semana entre mis jóvenes cohermanos ruandeses, llenos de dinamismo, de cariño para con los jóvenes, de audacia y generosidad. »
«¡ Qué este jubileo sea una nueva partida, una nueva primavera para nuestros Hermanos de Ruanda ! » concluyó el Hno Superior General.